jueves, 12 de abril de 2018

CAPÍTULO 3 “HAZ LO QUE QUIERAS”, ÉTICA PARA AMADO

"Todo esto tiene que ver con la cuestión de la libertad, que es el asunto del que se ocupa propiamente la ética. Libertad es poder decir si o no; lo hago o no lo hago, digan lo que digan mis jefes o lo demás; esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y no lo quiero. Libertad es decidir, y darte cuenta de que estas decidiendo. Lo más opuesto a dejarse llevar. 

Nunca una acción es buena sólo por se una orden, una costumbre o un capricho. Nadie puede ser libre en mi lugar, es decir: nadie puede dispensarme de elegir y de buscar por si mismo. Luego hay que hacerse adulto, es decir, capaz de inventar en cierto modo la propia vida y no simplemente de vivir la que otros han inventado para uno. 

La palabra moral etimológicamente tiene que ver con las costumbres, pues eso precisamente es lo que significa la voz latina y también con las órdenes, pues la mayoría de los preceptos morales suena así como debes “hacer tal cosa” o “ni se te ocurra hacer la otra”, que pueden ser malas o sea “inmorales”. Si queremos profundizar en la moral de verdad, si queremos aprender en serio como emplear bien la libertad que tenemos, mas vale dejarse de órdenes, costumbres y caprichos. Lo primero que hay que dejar claro es que la ética de un hombre libre nada tiene que ver con los castigos ni los premios repartidos por la autoridad que sea, autoridad humana o divina, para el caso es igual. 

Moral es el conjunto de comportamientos y normas que se suelen aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales que tienen personas diferentes. 

Soy en el buen sentido de la palabra bueno… Se refiere a que, en muchos casos, llamarle a uno bueno no indica mas que docilidad, tendencia a no llevar la contraria o a no causar problemas; para otros bueno… significa ser resignado y paciente, pero otros llamarán bueno a la persona emprendedora, original, que no se acobarda a la hora de decir lo que piensa aunque pueda molestar a alguien. 

No es sencillo decir cuando un ser humano es bueno, porque cuando se considera a los humanos en general, la cosa no está tan clara, porque no hay un único reglamento para ser buen humano ni el hombre es instrumento para conseguir nada. Uno es bueno a su modo y depende de las intenciones que muevan a cada uno. 

Pero si ya hemos dicho que ni órdenes, ni costumbres ni caprichos bastan para guiarnos en esto de la ética y ahora resulta que no hay un claro reglamente que enseñe a ser hombre bueno y a funcionar siempre como tal". 

RELACIÓN ENTRE CIENCIA, TECNOLOGÍA Y ÉTICA.


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La construcción de un modelo alternativo de producción, transmisión y aplicación del conocimiento necesita de la participación colectiva para definir que nuevos valores éticos guiarán la acción
Observando la función ideológica de los dualismos, como por ejemplo natural-artificial y también leyes-reglas, que refuerzan la ilusión de independencia de un conocimiento científico puramente teórico que luego se relaciona con la materialidad de las prácticas, a través de esa suerte de “bajada controlada” que es la “aplicación”. De este modo se sostienen convicciones o “creencias” profundamente arraigadas en el paradigma epistemológico moderno.
Recordemos que el paradigma moderno define a la ciencia como un tipo particular y privilegiado de conocimiento que se destaca por su verdad universal y objetiva, garantizada por una metodología rigurosa que se articula sobre la base de razonamientos lógicos y de confrontación empírica. A esta identificación de la ciencia con el conocimiento, se sigue la afirmación de un modelo lineal de investigación, que comienza por la ciencia básica o “pura” para continuar de modo unidireccional con la ciencia aplicada, la tecnología, la industria, para impactar finalmente en la sociedad. En este modelo, la posibilidad de una revisión ética se reconoce sólo a partir de la instancia de implementación tecnológica, colocando al margen de la consideración ético-política aspectos tan importantes como la elección de los temas a investigar, la metodología utilizada y los diseños experimentales, entre otros.
Por este motivo, para establecer una vinculación fuerte entre ciencia, tecnología y ética, es necesario –en primer lugar– revisar la tradición epistemológica que se construye sobre los supuestos señalados. Es necesario entonces que nos ubiquemos en otro horizonte para desplegar nuestra crítica, por ejemplo el horizonte que abre la “posciencia” a la epistemología. O quizá debamos decir “posepistemología”, en tanto ha sido la epistemología clásica la encargada de sistematizar, sostener y aun sacralizar el modo de producción de conocimiento de la ciencia moderna.
Derribadas ya las dicotomías cientificistas advertimos que tanto el dato científico como el artefacto tecnológico no son nunca “reales” en el sentido de “naturales” o existentes previamente a nuestra intervención.
 El concepto de lo “real” deja de hacer referencia a algo “dado” a la experiencia, que antecede la práctica cognitiva, para convertirse en el resultado de una serie de procedimientos social e institucionalmente reglamentados.

Todas las prácticas suponen reglas y si la ciencia es práctica también las supone. Autores de la talla del filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein, ya en las primeras décadas del siglo XX, asimilaron las leyes de la ciencia –concretamente de la mecánica– a reglas que nos indican cómo tenemos que construir las proposiciones que usamos para describir eso que en cada caso llamamos “realidad”. Si las leyes científicas no son ya proposiciones universales que encierran una conjunción infinita de casos particulares, sino reglas que nos indican cómo proceder a la hora de describir lo “real”, entonces la distinción entre leyes y reglas también queda sin efecto.
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Y no son entonces los predicados “verdadero” y “falso” los que convienen a las reglas. A la hora de evaluarlas emergen otros, más relacionados con la racionalidad deliberativa de la ética y la política que con la racionalidad demostrativa de la ciencia en su versión tradicional. “Bueno”, “justo”, “conveniente” o “pertinente” son algunas de las calificaciones que admiten las reglas, insertas ahora en el núcleo mismo de las teorías científicas, ocupando el lugar de las antes llamadas “leyes”, de modo tal que la teoría misma deviene práctica-teórica.
Tecnociencia es el nombre que se usa para resaltar el carácter práctico del conocimiento, que emerge con especial contundencia en el campo de la medicina y la biología y que reclama una ampliación del modelo epistemológico vigente. Se trata de una ampliación que incluya a la ética y a la política como capítulos centrales, porque el conocimiento es práctico y las leyes científicas son reglas para la acción.
La palabra “ética”, por su parte, requiere también de un análisis que la aleje de estereotipos deontologizantes. Porque un modo eficaz de limitar la ética a la regulación de las innovaciones tecnológicas, pero sin revisión alguna de los supuestos cientificistas de la epistemología clásica, se advierte en la proliferación de “Declaraciones de Principios” o “Códigos de Ética” tales como la “Declaración de Helsinki” (con su última revisión de octubre de 2008) que establecen los deberes y derechos mínimos para desplegar la investigación biomédica.
Derribadas ya las dicotomías cientificistas advertimos que tanto el dato científico como el artefacto tecnológico no son nunca “reales” en el sentido de “naturales” o existentes previamente a nuestra intervención. El concepto de lo “real” deja de hacer referencia a algo “dado” a la experiencia, que antecede la práctica cognitiva, para convertirse en el resultado de una serie de procedimientos social e institucionalmente reglamentados.

Todas las prácticas suponen reglas y si la ciencia es práctica también las supone. Autores de la talla del filósofo austríaco Ludwig Wittgenstein, ya en las primeras décadas del siglo XX, asimilaron las leyes de la ciencia –concretamente de la mecánica– a reglas que nos indican cómo tenemos que construir las proposiciones que usamos para describir eso que en cada caso llamamos “realidad”. Si las leyes científicas no son ya proposiciones universales que encierran una conjunción infinita de casos particulares, sino reglas que nos indican cómo proceder a la hora de describir lo “real”, entonces la distinción entre leyes y reglas también queda sin efecto.

Y no son entonces los predicados “verdadero” y “falso” los que convienen a las reglas. A la hora de evaluarlas emergen otros, más relacionados con la racionalidad deliberativa de la ética y la política que con la racionalidad demostrativa de la ciencia en su versión tradicional. “Bueno”, “justo”, “conveniente” o “pertinente” son algunas de las calificaciones que admiten las reglas, insertas ahora en el núcleo mismo de las teorías científicas, ocupando el lugar de las antes llamadas “leyes”, de modo tal que la teoría misma deviene práctica-teórica.

Tecnociencia es el nombre que se usa para resaltar el carácter práctico del conocimiento, que emerge con especial contundencia en el campo de la medicina y la biología y que reclama una ampliación del modelo epistemológico vigente. Se trata de una ampliación que incluya a la ética y a la política como capítulos centrales, porque el conocimiento es práctico y las leyes científicas son reglas para la acción.Resultado de imagen para tecnologia




Silvia Rivera. (2014). Ciencia, Tecnología y ética. 2018, de Voces en el fénix Sitio web: http://www.vocesenelfenix.com/content/ciencia-tecnolog%C3%AD-y-%C3%A9tica

miércoles, 4 de abril de 2018

PERSONAJE CON UN JUICIO MORAL Y ÈTICO


Bartholomew "Bart" Jo Jo Simpson
Resultado de imagen para bart simpson -La imagen de Bart, siempre es de rebeldía con carácter, toma de decisiones y lleno de hábitos y costumbres ya sean buenas o malas.
Un claro ejemplo de un PERSONAJE CON JUICIO MORAL Y ÉTICO; dado que hay muchos aspectos que se relacionan para algo bueno o malo, correcto e incorrecto.

Bart suele ser rebelde, tener muchos problemas por base a su irresponsabilidad, malas contestaciones y hacer travesuras, sin embargo no los tiene por agredir a personas física o psicològicamente (Golpear o Humillar) al contrario si lo agreden no responde de una manera tan agresiva como el que lo està haciendo.
La irresponsabilidad es algo mal visto por la sociedad y es algo incorrecto .
Pero si hablamos de sus cualidades, le gusta defender a sus seres queridos y luchar por lo que quiere, es algo bueno y es una conducta buena.


Bart es hijo de Homero y Marge, y hermano de Lisa y Maggie. Tiene 10 años, es un mal estudiante y bastante bromista. Su nombre es un anagrama de "brat", que en inglés significa "mocoso malcriado". Su ideología es "yo no fui, nadie me vio, no pueden demostrarlo". 
Es un incomprendido. Erróneamente catalogado como un alumno de bajo rendimiento y un busca pleitos, Bart desearía recordar al mundo algunas de sus buenas cualidades: cuida de su hermana, Lisa; ha aceptado como amigos a segregados e inadaptados, como Milhouse Van Houten y Rafa Górgory, ha inyectado romance a la vida de su profesora, Edna Krabappel, y destruyó una vinatería ilegal francesa, durante su breve semestre en el exterior ¿Qué importa que haya ofendido a la iglesia comunitaria de 
Springfield con himnos falsos o haya hecho llamadas burlonas a la taberna de Moe varias veces al día durante los últimos años? Todo se equilibra, ¿verdad? A los 10 años, Bart ha logrado realizar varios sueños: ha sido la estrella en su serie de televisión favorita (con su idolo Krusty, el Payaso). Ha localizado y nombrado a un cometa letal que casi destruye a su ciudad. Y por poco consigue el papel del Chico Fisión en la película del Hombre Radioactivo. No habría podido hacer nada de esto, sin la ayuda y el apoyo de su mejor amigo, el Ayudante de Santa.
Bart es decididamente el más rebelde de la familia. Es un muchacho simpático y también muy pillo, que hace muchas bromas con su amigo Milhouse. Estudia en la escuela de Springfield, aunque no le va muy bien; es más, se queda siempre en clase a escribir en la pizarra lo que no debe hacer. Sigue los programas de su cómico preferido Krusty el payaso. Es desobediente y hace todo lo que le pasa por la cabeza. 
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Bart discute siempre con su hermana Lisa por que es muy buena en la escuela y muy obediente con los padres. 

Bart Simpson heredó de su padre el gen de la estupidez, un gen que se encuentra en el cromosoma Y, siendo los hombres Simpson los únicos que heredan el gen. En un episodio se contradice esta versión, hecho que se considera parte de la ironía de la serie. 

Aunque Bart siempre es creador de travesuras, a veces estas le juegan malas pasadas, como la vez que por encontrar en la calle un bilete de $20 dólares, va con Milhouse a comprar una bebida excesivamente cargada en sustancia, ambos se "drogan" con la bebida (irónicamente demostrada en el episodio) y aparece al otro día durmiendo con el uniforme de los Boy Scout, donde el profesor es Flanders. Logrando rangos como "mapache fanfarron" y otros de mayor categoría. 

Para entretejer aún más si cabe la trama de los Simpson, Bart recibió un archienemigo Bob Patiño, desde que destapó un complot contra el Payaso Krusty, acusado de un atraco, que realmente había sido simulado por Bob disfrazado de Krusty. Los motivos según Bob habrían sido que además de que Krutsy lo relegaba a ser el secundario, no ofrecía contenidos culturales en el programa infantil en que los dos trabajaban. A partir de este episodio, la meta de Bob consiste en matar a Bart, intentándolo en multitud de episodios repartidos por la serie. 

CITA:  Personajes de los simpson, descripciòn. (15/07/2009), descripción. 2018, de TARINGA Sitio web: https://www.taringa.net/posts/info/2967262/Personajes-de-los-simpson-descripcion.html

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